Ana Miralles (1959) forma parte de ese grupo de grandes dibujantes de cómic españoles que, a causa de la poca o escasa repercusión de la industria del noveno arte en España, han tenido que buscarse la vida en otros países, en Francia en su caso. Así, tras iniciarse en la década de los 80 en revistas como Cairo, y realizar diversas obras como Eva Medusa o una adaptación a las viñetas de la novela ganadora del Premio Planeta En busca del Unicornio de Juan Eslava Galán, pasaría a colaborar con Glénat en el país vecino.
Sin embargo su gran obra, realizada junto al guionista Jean Dufaux para Dargaud, sería la extensa serie Djinn, que sigue abierta con un tercer arco argumental en ciernes. Aparte de Djinn, también se ha ocupado de ilustrar De mano en mano, una interesante historia que analiza a la sociedad actual a través del camino que realiza un billete de 20 euros, y que está guionizada por su pareja, Emilio Ruiz. La trayectoria de Miralles le hizo merecer finalmente el Gran Premio del Saló del Cómic de Barcelona en el año 2009, siendo la primera vez que este galardón recaía en una mujer.
NOTA: Debo decir que, de entre todos los autores que han tenido la amabilidad de ofrecerme su versión de Sherlock Holmes, pocos han sido tan agradables como Ana Miralles, que no dudó en regalarme un buen rato de agradable conversación, a la cual se unió también su compañero Emilio Ruiz. Tal y como ella me dijo, ella concebía más a un Holmes hogareño, junto a la repisa de una chimenea. Cuando le comenté que el detective solía guardar el tabaco en una babucha persa, no pudo evitar reírse: “¡Será por babuchas!”, comentó (hay que aclarar que todo el primer ciclo de Djinn transcurre en Oriente Medio, por lo cual la presencia de babuchas persas es algo más que evidente). Tampoco se dejó la daga en la que Sherlock clavaba su correspondencia, aunque en este caso la transformó en un puñal de hoja curva. Desde aquí, mi absoluto reconocimiento a esa gran autora y persona que es Ana Miralles, y que me regaló esa gran ilustración dedicada.
NOTA: Debo decir que, de entre todos los autores que han tenido la amabilidad de ofrecerme su versión de Sherlock Holmes, pocos han sido tan agradables como Ana Miralles, que no dudó en regalarme un buen rato de agradable conversación, a la cual se unió también su compañero Emilio Ruiz. Tal y como ella me dijo, ella concebía más a un Holmes hogareño, junto a la repisa de una chimenea. Cuando le comenté que el detective solía guardar el tabaco en una babucha persa, no pudo evitar reírse: “¡Será por babuchas!”, comentó (hay que aclarar que todo el primer ciclo de Djinn transcurre en Oriente Medio, por lo cual la presencia de babuchas persas es algo más que evidente). Tampoco se dejó la daga en la que Sherlock clavaba su correspondencia, aunque en este caso la transformó en un puñal de hoja curva. Desde aquí, mi absoluto reconocimiento a esa gran autora y persona que es Ana Miralles, y que me regaló esa gran ilustración dedicada.
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